El sexo constituye de por sí la alquimia espiritual
resultante de la relación de vuestra naturaleza inferior con vuestro yo
superior para lograr la completa unión con la divinidad y que, cuando se
realiza bajo el impulso del amor, consentido y con sentido, es elevado a su
máxima expresión, en su correcto plano y consumado en los más altos niveles de
irradiación espiritual, sin embargo, una parte de la
humanidad ha aminorado el simbolismo y sus pensamientos lo han envilecido, de
alguna manera, hasta convertirlo en una función meramente animal, tratando de
obtener, por medio de la expresión física, la fusión y la armonía internas que
anhela, y esto no es posible, porque el sexo es el símbolo de una dualidad
interna que debe ser trascendida y llevada a la unidad, pero no por medios o
rituales físicos, sino a nivel de conciencia. La fuerza de la atracción sexual
proviene del plano físico y se manifiesta como una fuerza de integración entre
espíritu y materia; hablando espiritualmente, se demuestra como la actividad
del espíritu cuando trata de llevar al yo inferior a una plena realización;
hablando físicamente, como el impulso de unión del macho y de la hembra para
consumar una fusión de mente y espíritu que puede llevar o no a la procreación.
Cuando a este impulso se le agrega el deseo emocional, se manifiesta la
satisfacción del deseo.
Dr. Ángel Luis Fernández.
Con Amor. La Zia